De cara a un nuevo 8M, Trendsity pone el foco en la reconfiguración de uno de los roles que atraviesan a las mujeres de todos los tiempos: la maternidad y sus múltiples transformaciones. Los alcances, los cambios de paradigma, la presión social, los mandatos y los vaivenes emocionales son las problemáticas que analizamos en función de aportar reflexiones a la conversación actual. Se realizó una investigación cuantitativa durante el mes de febrero de 2024, con una muestra de 400 casos totales (300 madres y 100 padres, de bebés hasta 9 meses)
De acuerdo a investigaciones impulsadas desde la consultora que se especializa en el análisis de tendencias, surgen datos relevantes que invitan a repensar los formatos tradicionales en cuanto a la consolidación de grupos familiares menos numerosos que a lo largo de los últimos años queda de manifiesto. En este sentido, el año pasado impulsamos un estudio a nivel nacional que relevó la opinión de mil argentinos y argentinas entre 16 a 75 años. Entre otros resultados, el que más llama la atención es que el 78% de las personas en edad de procrear, coincide en que no tiene la intención de maternar o paternar. Y que el 67% cree que tener hijos dejó de ser un mandato, como lo era en la vieja usanza. La libertad por encima de las exigencias tradicionales gana terreno entre los encuestados y encuestadas más jóvenes, con mayor nivel socio económico, que elige esquivar estos preceptos en función de dedicar la energía a proyectos laborales y otras experiencias.
En tanto, cada vez son más las mujeres que deciden congelar óvulos en función de esperar el momento adecuado o tomarse el tiempo necesario para decidir ser mamá, cuando el reloj biológico apremia la decisión. En las consultas también se destaca que la edad de las mujeres que se acercan está por encima de los 35 años, según la Sociedad Argentina de Medicina Reproductiva (SAMeR), que ratifica que el recurso va en aumento y ya trepa al 20% anual de los casos de congelamiento de óvulos en los centros de fertilidad del país.
La investigación de Trendsity también toma en cuenta la acelerada baja de la fecundidad y la menor mortalidad, que generan un envejecimiento de la población. A mediados del siglo pasado, la tasa de crecimiento anual de la población regional era de 2,8%, mientras que en la actualidad es de solo 1,2%. Además, el impacto de los cambios demográficos se articula con las cicatrices que dejó la pandemia, sobre todo en la generación Z en que parece responder a la premisa menos hijos y más mascotas. La consigna conlleva sensaciones de incertidumbre, dificultades para proyectar en contextos económicos adversos, con altas tasas de desocupación y un índice de inflación que ya acumula más del 35% en lo que va de 2024.
“Los pensamientos clásicos se desploman y surgen nuevos formatos, como la búsqueda de nuevas identidades en tribu, que es otra dinámica que creció en los últimos tiempos. Se amplía la lógica de red en círculos que exceden los lazos familiares y se abren nuevas perspectivas de intercambios. Socializar la depresión pos parto, o el baby blues, ya forma parte de la conversación en redes sociales”, reflexiona Mariela Mociulsky CEO y Fundadora de Trendsity y VP de SAIMO.
En vistas a este 8M, la consultora se propuso indagar sobre las vivencias, desafíos, presiones, ambivalencias, que se viven al transitar la maternidad. El relevamiento de Trendsity ratifica un fenómeno: El 88% de las madres (con bebés menores de 9 meses) manifiesta que las redes sociales crean espacios útiles y cercanos para hablar y compartir la vivencia de la maternidad. Al tiempo que casi la totalidad del muestreo, el 92% coincide en la importancia de la divulgación en RRSS de mayor información profesional y científica para evitar la información contradictoria.
En la misma línea, La libertad de elegir dar o no la teta es una de las problemáticas actuales, un tema que por años fue tabú. La encuesta arroja que 6 de cada 10 de las mamás de la muestra coincide con que las redes sociales imponen estándares o ideales de lactancia demasiado altos para ellas. Y que estas metas generan culpa y frustración. Este sentimiento crece entre las primerizas, trepando a 7 de cada 10 de las mujeres encuestadas. Por otra parte, 6 de cada 10 de las madres señala que hay tanta información contradictoria o teorías distintas acerca de la crianza que suele sentirse confundida.
La problemática abordada revela que, si bien un 58% está disfrutando de la maternidad más de lo que esperaba, el 71% se siente angustiada en algunos momentos, especialmente aquellas entre 18 y 35 años (76%) y, sobre todo, las mamás primerizas (77%). Del informe de alcance nacional también se desprende que 1 madre de cada 4 sufrió depresión posparto por distintas cuestiones, pero, especialmente, por las exigencias y expectativas ajenas respecto de la crianza. En este sentido, un 70% de las madres encuestadas declaró sentirse juzgadas por mujeres de su círculo íntimo en torno a la alimentación elegida para sus hijos, como uno de los temas principales que se ponen en tela de juicio.
En línea con el Informe Mundial sobre Salud Mental de Naciones Unidas, que llama la atención sobre el aumento de la depresión y la ansiedad, cuya tasa aumentó un 25% durante la pandemia, el estudio de Trendsity se concentra en destacar cuestiones de género que resultan claves. Entre las madres, se observan mayores menciones asociadas a la culpa (17%), en contraste con solo un 3% entre los padres. La incomprensión, en tanto, trepa al 14% entre las mamás, versus solo un 5% entre los papás. Y la soledad afecta al 13% de las mujeres mamás de bebés frente al 2% en padres. Angustia y aislamiento también integran esta lista de sensaciones tan características de los primeros meses del bebé, donde la atención está puesta exclusivamente en el monitoreo de su crecimiento saludable.
Con respecto al dilema de la lactancia, el 90 % reconoce que la tarea de amamantar muchas veces genera sobrecarga, cansancio y agotamiento en sus compañeras. La presión por volver a trabajar después del parto y al mismo tiempo, la exigencia de ser una madre perfecta impacta en el 52% de las mamás consultadas que admitieron problemas físicos, (62 %), emocionales (45%). Agotamiento, mastitits o grietas en los pezones forman parte de las complicaciones habituales. El 81% de las mamás percibe que en nuestra sociedad no está bien visto hablar de las dificultades o quejarse del cansancio o exigencias que implica la lactancia, percepción que crece entre las primerizas (87%).
El lado B de la maternidad: un desafío en puerta para acompañar el cambio cultural con narrativas que impulsen la transformación, la equiparación de oportunidades y los derechos. “Entre exigencias propias y mandatos ajenos, contar con la información confiable permite trazar el mapa actual del rol ancestral que asumen las mujeres”, concluye Mociulsky
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