Un estudio de la consultora suiza Billentis proyecta que para 2035 se habrá cuadruplicado el mercado de la facturación electrónica en el mundo. En total, se calcula que el volumen de facturas electrónicas intercambiadas alcanzará los 55 billones. En ese escenario, Latinoamérica volverá a ocupar un lugar protagonista. El avance del informe asegura que la región moverá unos 21 billones de facturas electrónicas, de los que 13 billones corresponderán al ámbito B2B2G.
Los datos de Billentis no solo corroboran lo que cada vez más estudios señalan sobre las perspectivas de la factura electrónica en el mundo y la región sino que también le dan sustento a las tesis que la ubican en el centro de la revolución en curso de los sistemas de pago a nivel global.
Se estima que para 2035 se habrá cuadruplicado el mercado de la facturación electrónica en el mundo. En total, se calcula que el volumen de facturas electrónicas intercambiadas alcanzará los 55 billones. En ese escenario, datos del mercado aseguran que Latinoamérica moverá unos 21 billones de facturas electrónicas, de los que 13 billones corresponderán al ámbito B2B2G.
Los datos no solo corroboran lo que cada vez más estudios señalan sobre las perspectivas de la factura electrónica en el mundo y la región sino que también le dan sustento a las tesis que la ubican en el centro de la revolución en curso de los sistemas de pago a nivel global.
“Los números expresan de qué forma la factura electrónica responde como pocas otras herramientas a la necesidad, cada vez más apremiante, de que el comercio agilice los tiempos de entrega de los productos y así mejorar la experiencia de compra de los clientes”, asegura Lorena Comino, CEO y cofundadora de Facturante.
Para Comino, la automatización del proceso de facturación es un paso fundamental y complemento perfecto para avanzar en la digitalización integral de un negocio, algo que va mucho más allá de vender productos en Internet.
“Abrir una web con ‘e-commerce’ es apenas un primer paso, pero sobre todo es una decisión que sólo despierta sorpresa si no se la ha adoptado. En cambio, la digitalización supone virtualizar todos los procesos del negocio, desde la relación con los clientes y la logística hasta la forma adoptada para relacionarse con los proveedores”, explica. “La facturación electrónica es, entre otras cosas, el puente para que los comercios inicien este proceso”, sintetiza.
Pequeños comercios
Las razones del papel de pivot que juega la facturación electrónica en la transformación digital de las empresas y el pequeño comercio deben encontrarse, además, en todo un conjunto de posibilidades que ofrece la herramienta, que a veces quedan solapadas bajo el nombre “factura electrónica”.
Son posibilidades que ampliaron su horizonte a partir, además, de la extensión de la banda ancha de alta velocidad y de una continua mejora del equipamiento de los hogares y los comercios, en un cuadro donde todo avance en la infraestructura de unos y otros ampliará y sofisticará sus usos.
Así, el correo electrónico por el que viaja la factura puede convertirse, en sí mismo, en un medio de comunicación que puede ser vehículo de contenidos para que los sellers mejoren y profundicen su relación con los clientes.
Con la entrega del comprobante se puede fidelizar mediante, por ejemplo, marketing directo, a través de productos sugeridos relacionados con la venta que se acaba de generar, entre otras cosas”, explica Comino.
Las estadísticas indican que la tasa de apertura de los correos en los que viaja la factura es seis veces superior a la de cualquier correo promocional.
La facturación electrónica ahorra papel y no necesita espacio físico para ser almacenada. No hay costo de envío, y ofrece más transparencia y seguridad. Es instantánea, en tiempo real y es escalable.
Con los softwares de facturación se puede conocer datos como el dinero facturado, los productos más vendidos, el ticket promedio, entre otros. Se pueden usar, además, para conocer más sobre los clientes: quién es, qué compra, por qué canal lo hace.
Nuevos canales
La factura electrónica permite ofrecer una experiencia consistente en todos los canales de venta con los que interactúan los clientes, al mismo tiempo que permite al comercio mantener un control administrativo con simplicidad de procesos frente al crecimiento de la complejidad de los canales de venta. La automatización de la facturación electrónica contribuye a la omnicanalidad de las siguientes formas:
- El comprador recibe la factura en minutos. No importa qué día de la semana ni qué hora sea. Además, al recibirlo en su email lo tiene a disposición para consultarlo cuando quiera.
- Ofrece una experiencia consistente. Al integrar todos los canales de venta a un único sistema de facturación, el cliente recibirá exactamente el mismo comprobante (con el logo de la empresa), independientemente del canal que haya usado para comprar.
- Agiliza la entrega del producto. En muchos casos el despacho de mercadería sólo puede hacerse una vez facturado, por lo que agilizar la facturación ayuda a cumplir con los tiempos de entrega.
- Se puede mantener la información de facturación sincronizada al integrar el facturador con el ERP, (Enterprise Resource Planning, o Planeamiento de los Recursos Empresariales), un software que automatiza, integra y controla los procesos de toda la empresa en un solo lugar. Así, las operaciones facturadas son registradas automáticamente en el sistema de gestión.
Un futuro de crecimiento
Billentis sostiene que la factura electrónica como modelo único de facturación es ya el presente en la gran mayoría de los países latinoamericanos. En México, Brasil o Chile, el documento electrónico ya es utilizado en el 100% de las operaciones comerciales.
Los números del fenómeno en la Argentina están en línea con los que delinean su adopción a nivel global: el uso de factura electrónica alcanza el 90% de las compras por el canal online en el país.
Aunque el proceso de adopción en canales físicos todavía es incipiente, la perspectiva de digitalización creciente que depara el futuro y las demandas de despapelización de procesos de todo tipo auguran un porvenir promisorio, cuyos límites se desconocen.
Una de las proyecciones que lo anticipan señala que la tasa a la cual los pagos digitales le ganan al efectivo crezca hasta el 5% por año en los próximos tres años, cuando hoy alcanza a 1% al año, según estimaciones del BCRA y el ecosistema de bancos, fintech y cámaras del sector financiero.
A su vez, el crecimiento de la Facturación Electrónica en Argentina cuenta con el impulso de la normativa de la AFIP que establece que los comercios pueden optar por emitir factura electrónica o por utilizar controlador fiscal para respaldar sus operaciones, o ambas en de forma simultánea, es decir que se elimina por completo el uso de facturas manuales como método habitual.
Fuente: BAE Negocios